Después del famoso día del peatón tuvimos visita :) y fuimos a conocer algunos de los (como lo llaman ellos) atractivos de Bolivia. Ese mismo fin de semana fuimos a ToroToro.
ToroToro es un pueblo al norte del departamento de Potosí pero sólo se puede acceder desde el departamento de Cochabamba. Se tarda entre 4 y 5 horas y su altura va desde los 1900 hasta los 4000 metros.
Pues bien, el viernes por la tarde hacemos las mochils y vamos en busca de la parada de buses. Los taxis nos rechazan porque dicen que a esa zona no van...nos quedamos un poco alucinados la verdad. Al final uno accede a llevarnos y tras preguntar encontramos la estación, donde nos dicen que no quedan asientos pero que podemos ir en la grada con almohadones. Preguntamos qué es la grada...son las escaleras por las que la gente sube a sus asientos...puff, pero solo hay un autobús al día asi que...grada.
Tras cinco horas en las gradas y un imponente dolor de espalda llegamos a ToroToro a las 11 de la noche...obviamente está todo cerrado pero el hostal al que llamamos es de los mismos que el bus asi que solo tenemos que bajarnos y ya estamos practicamente en la cama. El hostal cuesta 20 bolivianos la noche...si, eso son 2 euros, las vistas son increibles y hay hasta terraza, es un poco absurdo todo pero... pagamos las dos noches encantados y a dormir.
A la mañana siguiente tras desayunar mirando las montañas nuestro zumito en bolsa y donuts xdd vamos a la oficina que está en la plaza a informarnos de los tours. ToroToro es famoso por sus supuestas huellas de dinosaurios y sus increíbles cuevas. En la oficina pagamos 30 bolivianos por entrar al parque nacional y luego nos enseñan que hay 5 o 6 recorridos. Para realizar los recorridos era necesario ir con guía, cosa que entendimos tras el primer día. Cada recorrido costaba 100 bolivianos más la movilidad, 4x4 porque era un camino de cabras....más bien de ovejas.
Decidimos que el primer día haríamos dos recorridos, uno por la mañana y otro por la tarde. Estaba bastante alejado por lo que la movilidad todo el dia nos costaba 300 bolivianos asi que en total fueron 500.
Nuestro guía no hablaba mucho pero era de nuestra edad más o menos y parecía buena gente, se reía con nosotros xDD (el que mas cabezazos se diera con el casco en la cueva pagaba la cena). El primer recorrido nos llevo a la Ciudad de Itas, una zona antes cubierta por el mar. Había que escalar en algunas zonas y todo lo que había hecho el mar a las rocas era increíble de ver. Lo más gracioso fue la parte que teníamos que escalar sí o sí y para subir había una rama de árbol que se movía un montón...
Después de esa visita por la mañana subimos de nuevo a la movilidad y nos dirigimos a la cueva de Umajalanta, la más famosa de ToroToro.
Antes de entrar en cada sitio nos hacian firmar, al salir también..era como en el Wayna Pichu, se aseguraban así de no perder a nadie por el camino.
Lo más gracioso que en la lista de registro eran todo bolivianos...los turistas suelen ir por agencias...que les crujen claro :S
Después de pasar un rato horrible en el coche y que me pusieran en el suelo con los pies hacia arriba para que se me pasara el mareo :S paramos a comer antes de entrar a la famosa cueva.
Sinceramente me esperaba que al ser tan turística la cueva fuera bastante más sencilla. El guía poco a poco empezó a parecernos contorsionista porque había zonas en las que teníamos que pasar tumbados, bajar por cuerda solamente porque resbalaba horrores todo el suelo, yo no pude evitar caerme, algo común en mí, pero fue de culo en una zona tranquila en la que me resbalé por la arena.
Fue un día bastante completo y tras cenar un pollo frito con más arroz que pollo, nos fuimos a duchar y a dormir.
Al día siguiente buscamos algo un poco más tranquilo (o eso parecía en un principio) porque después de comer cogeríamos de nuevo el bus, esperando que esta vez no fuéramos en las gradas...
A las 7 y media de la mañana quedamos con el guía para que nos diera tiempo y no apurar demasiado. El tour consistía en ver algunas huellas de dinosaurio, el mirador y después subir y bajar a las cascadas. Todo el camino nos acompañó un cachorro al que acabé cogiendo mucho cariño pero que no pude meter en el autobús :S sé que era pequeño porque mordía cosas debido al crecimiento de sus dientes pero estaba muy sucio y no tenía dueño, como la mayoría de los perros en bolivia, me resulta algo muy triste. Aunque no logramos que respondiera al nombre de Bimbo nos acompañó durante todo el día, incluso viéndonos subir al autobús.
El mirador era una cosa increíble, debajo de él estaba el río y las paredes de roca lo hacían todo inmenso. La bajada a la cascada fue bien, aunque constaba primero de millones de escaleras y después de piedras enormes que nos hacían poner a prueba nuestro físico. La cascada del Vergel era impresionante de ver, rodeada por altos muros y apareciendo de la nada prácticamente. La vuelta no fue tan sencilla como la ida. Las escaleras eran altas y escarpadas, por lo que a cada rato tenía que parar debido al asma y un poco a la altura a la que nos encontrábamos.
Finalmente llegamos al hostal de nuevo a las 12 y media, mucho antes de lo esperado, y comimos tranquilamente antes de coger de nuevo el bus, que esta vez era un poquito más confortable, o puede que fuera el cansancio.