miércoles, 20 de febrero de 2013

Un lustro nada menos

El problema de vivir es que nunca (o al menos todas las veces que deberíamos) nos paramos a pensar en las cosas que hemos vivido mientras las vivíamos. Hoy ha sido un día bastante movido, bueno digamos que esta última semana debido a que hemos pasado más tiempo del deseado en el hospital...y eso ha sido lo que me ha hecho darme cuenta de que ya han pasado cinco años desde la última vez que estuve ingresada allí más de una noche por algo que parecía cabezonería mía y resultó ser cualquier cosa menos eso.

Creo que hay ciertas experiencias en tu vida que te marcan irremediablemente, aunque claro la gente se lo suele tomar con calma, a mí directamente me suelen arrollar como quien dice. Enero de 2008 fue una de esas experiencias puesto que supuso un punto y aparte en mi vida y aunque obviamente no me hubiera importado saltármelo por razones obvias, me aportó muchas más cosas que una cicatriz hipertrófica.

Pensar en los cinco años que han pasado desde ese momento me hace pensar irremediablemente en tantísimas otras cosas que también pasaron y de las que destacaría dos puntos y aparte más que me hicieron cambiar mi forma de ver las cosas, uno de ellos es una persona que no debería de estar leyendo esto, la otra un viaje, o más bien un país en particular.

Supongo que una de las lecciones que más apliqué desde el momento en el que salí de ese hospital fue la idea de que la zona de confort siempre va a estar ahí pero nosotros no tenemos todo el tiempo del mundo para salir de ella con calma y ver el mundo.

¿Perder el miedo? Es el paso más difícil. A mí personalmente me costó un apéndice.

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